Necesitamos un fuerte movimiento de la imaginación en el que participen no sólo unos pocos expertos, sino todas las partes interesadas, incluidos los ciudadanos de a pie….. Sólo quienes inventen así el futuro de antemano pueden esperar influir eficazmente en él» (Jungk, 1988)
El Taller de Futuros es un método y modelo de investigación participativa eficaz que apoya la inclusión, la equidad y la capacitación de las personas y los investigadores. Fue desarrollado en los años 60 por Robert Jungk y Norbert Mullert para apoyar el diálogo democrático comunitario. La motivación original de Jungk y Mullert para desarrollar este método coincidía con los objetivos de ENHANCE. Su objetivo general era enriquecer la democracia y promover la reactivación del interés en la comunidad para ayudar a las personas a desarrollar ideas y proyectos para una sociedad mejor (Jungk y Muller, 1987). Jungk garantizó la continuidad de los futuros talleres mediante su trabajo continuo como uno de los primeros futurólogos.
El enfoque de Jungk para apoyar la participación ciudadana en la configuración de futuros alternativos se dividía en cuatro fases: preparación, crítica, fantasía y aplicación. Creía que la participación auténtica o democrática podía darse mejor cuando el facilitador preparaba el terreno para que el grupo pudiera explorar exhaustivamente su problema desde múltiples perspectivas y sólo entonces empezar a co-construir un futuro alternativo mejor. El modelo de Jungk también creaba un espacio para que el grupo tomara sus futuros ideales y aprovechara su energía para provocar el cambio en sus comunidades.
Robert Jungk detalló la motivación que le llevó a centrarse en el futuro y los motivos que le llevaron a desarrollar el Taller de Futuros, que sigue siendo tan relevante hoy como hace más de 50 años.
Primero debería explicar cómo llegué a interesarme por poner en marcha esta institución democrática, el futuro taller. Fui víctima del régimen de Hitler, abandonando Alemania en el 33. Me sentí impotente ante el holocausto, aunque fui una de las primeras en conocerlo. Viviendo como refugiada en Suiza durante la guerra, intenté persuadir a corresponsales extranjeros para que escribieran sobre ello, pero no me creían que se asesinaba a miles de personas -entonces no sabía que eran millones-, pensaban que era una mentira propagandística. Esto me produjo una sensación de impotencia. Desde entonces, he buscado formas de que la gente pueda luchar e influir en el curso de los acontecimientos. Ayuda a la gente a desarrollar ideas y proyectos creativos para una sociedad mejor. Porque intentar resistirse a algo es sólo una parte de la historia. Es esencial que las personas sepan por qué luchan, no sólo contra qué luchan» ( Jungk & Mullert, 1986, p5)